A veces, a la hora de preparar un viaje, nos resistimos a la idea de alquilar un coche. Las razones puede ser multitudinarias: Elevado coste, falta de conocimiento de las leyes automovilísticas del país del destino o, simplemente, pensar que hacernos cargo de un coche será un engorro, una atadura adicional e innecesaria.
Sin embargo, en ocasiones, cuando llegamos a nuestras vacaciones, nos damos cuenta de que haber contratado un coche de alquiler podría habernos ayudado a solucionar muchos dolores de cabeza. Nos damos cuenta de que las comunicaciones por transporte público no son tan ideales como pensábamos. No tener vehículo, por otra parte, limita nuestros objetivos, ya que salirnos de la ciudad en la que residimos podría complicar irremediablemente nuestro planning (horarios, salidas y entradas de hotel…).
Pero ya es demasiado tarde. Buscar un coche en dicho momento, sólo nos haría perder un tiempo que queremos dedicar íntegramente a nuestro preciado viaje. Por ello, en ocasiones, alquilar un coche de antemano puede ser la opción ideal para que nuestro viaje alcance (o al menos se acerque a) la perfección.
En el momento que decidamos que vamos alquilar un coche, no obstante, debemos planearlo bien, no vaya a ser que nuestra gran idea se convierta, al final, en otra perdida de tiempo y dinero. Estaremos obligados, por ejemplo, a revisarlo y estudiarlo todo con suficiente antelación como para evitar incidentes. Estrategias como encontrar un alquiler de coche en Internet, donde aparecen comparativas de todo tipo -entre compañías, autos, precio…-, puede ser una de nuestras mejores bazas.
Al mismo tiempo, debemos estudiar lo que serán nuestros objetivos, para saber si un coche va a salirnos realmente rentable, o no. No deberíamos alquilar un coche para dejarlo aparcado durante unos días, pues saldrá realmente caro (más si las tarifas de aparcamiento son elevadas). En algunas ocasiones, dependiendo del uso que le vaya a dar, lo mejor puede ser alquilar el auto durante solo un par de días de la estancia total y aprovecharlo al máximo para hacer todas las excursiones pertinentes. Para ello, sin embargo, tendremos que prepararlo todo casi al minuto.
Además, debemos elegir bien la compañía, y escoger una que no solo nos trasmita confianza, sino que, a poder ser, se encuentre cerca del aeropuerto o la estación (sería ilógico hacer otro gasto por el desplazamiento hasta el lugar del alquiler). Revisar las diversas tasas (imperfectos, gasolinas…), por su parte, es otra de las cosas de las que no podremos olvidarnos, así como repasar la normativa de las carreteras por las que andaremos. Nadie quiere sentirse engañado al coger las llaves y sacar el cheque, por lo que, lo mejor, es llegar allí con todos los datos claros. Más, incluso, si nos desplazamos a un lugar cuya lengua nos es desconocida.