Si deseas emprender la reforma del aspecto estético del hogar, es muy probable que consigas muchas ideas en revistas especializadas en la materia, así como en libros y recursos de internet; que te ayudarán a determinar los aspectos específicos, según determinados estilos o perspectivas de decoración. Esto resulta muy útil y necesario, para las personas que cuentan con conocimientos previos sobre este arte de embellecer los hogares. Si no cuentas con esa clase de experiencia y desconoces el fundamento teórico, se te complicará un poco más acometer dicha labor.
Sabemos que muchos de vosotros podéis encontraros en el dilema de querer cambiar la disposición de los elementos decorativos, así como modificar los colores e incluir otras novedades, pero desconocéis aún los aspectos más elementales que rigen la decoración, por lo que no sabéis como mantener la armonía entre los espacios y obtener los mejores resultados en tu casa. Si es el caso, quedaos con nosotros, pues a continuación, repasaremos los aspectos fundamentales para llevar a cabo tus proyectos con el mayor éxito. Sin más que agregar, entramos en materia.
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Importancia de la simetría
Siempre que se pueda, deberemos mantener la simetría al ubicar el mobiliario y elementos ornamentales en cada estancia de tu casa. Este principio sostiene que debemos disponer las partes del conjunto, de modo que exista correspondencia entre sus posiciones, formas y tamaños. Una forma muy sencilla de lograrlo, es dividir cada espacio con una línea imaginaria que pase por su centro; luego deberemos disponer a cada lado de la misma, los muebles y adornos que cuenten con las mismas dimensiones y formas. Aquellos objetos de los que sólo tengamos un ejemplar, deberemos ubicarlos en el centro, para dar la apariencia que se parten en dos y que cada mitad se ubica en una porción del espacio. Es importante que los objetos similares se dispongan a la misma distancia de la línea central.
La disposición simétrica permite que cualquier habitación se vea más ordenada y armónica. Sin embargo, hay personas que se aventuran por un tipo de composición asimétrica, que otorga un carácter más dinámico y orgánico, y promueve la desigualdad entre los pesos compositivos de las partes, mientras mantiene el equilibrio entre ellas. No obstante, llevar a cabo esta configuración puede requerir de mayores conocimientos técnicos, por lo cual, la consideraremos en otra ocasión.
Colores predominantes
Si te estás iniciando en el mundo de la decoración de hogares, es mejor apostar a las configuraciones cromáticas “seguras”, que aportan los denominados “colores neutros”. Entre ellos tenemos el blanco, el gris, beige, marrón, marfil y caqui. El negro también representa un color neutro, pero se tiende a omitir en muchas configuraciones, por su carácter luctuoso y de promotor de negatividad. No obstante, podemos utilizarlo en algunos detalles específicos, para otorgar gran elegancia.
Estos colores neutros deberán ser predominantes, pero bajo ningún concepto, únicos. En tal sentido, es conveniente pintar las paredes y techo de la casa con ellos, pero deberemos combinarlos con muebles de colores claros y algunos detalles decorativos con colores más vistosos; con la finalidad de aportar mayor variedad visual. Por último, es importante que los elementos de colores vivos combinen entre sí.
Espacio vs objetos
Mientras que hay muchos que deciden maximizar la utilización del espacio con el que cuentan, privándose de emplear muchos muebles y objetos; otros se decantan por hacer que éstos últimos proliferen, minimizando el espacio vital por el que desplazarse. Como siempre, en el equilibrio está la clave; por lo cual deberemos evitar caer en algunos de esos extremos, siempre que se pueda. Por una parte, deberemos disponer de tantos objetos como sea necesario y prudente, mientras garantizamos nuestra comodidad al garantizar espacios abiertos.
En este sentido, lo fundamental es considerar el área total de nuestra vivienda, pues si ésta es muy pequeña, deberemos ubicar menos objetos, pues éstos pueden saturar los espacios; en cambio, si cuenta con mayores dimensiones, podemos utilizar una cantidad mayor de objetos, sin excedernos.
Iluminación adecuada
Siempre que se pueda, deberemos promover la utilización de la luz natural, pues ella otorga una sensación de calidez y vida a nuestra casa. Para aprovecharla al máximo, deberemos atender al tipo de ventanas que utilizamos, su tamaño y orientación. En muchas ocasiones, las ventanas pueden resultar un elemento clave para determinar el posicionamiento de muebles y decoración.
Por otra parte, deberemos contar con una gran cantidad de fuentes de luz artificial, para cubrir los lugares y los momentos en los que la luz solar no se presente en absoluto o cuente con poca intensidad. Lo más adecuado es utilizar luces blancas, pues son la opción que garantizan el equilibrio y la neutralidad entre las luces de tonos cálidos y fríos. Las lámparas deberán estar en conformidad con el resto del estilo decorativo.
Materiales de revestimiento de los suelos
A nivel general, es preferible utilizar materiales duraderos y fáciles de utilizar, con menos juntas y ranuras en las que puedan acumularse polvo y suciedad. Una buena opción, en este sentido, es disponer de suelos con cerámicas o porcelanas, pues éstas son muy resistentes, por lo cual no deberían afectarse por el tránsito continuo ni por la mayoría de productos químicos de limpieza que utilizamos en nuestra casa.
Otra buena alternativa, es utilizar microcemento, pues este no cuenta con juntas, lo que lo hace muy fácil de lavar; así como de mucha durabilidad. El mármol, granito y las piedras naturales, suelen ser la opción ideal para aquellos que quieran contar con un suelo “para toda la vida”, y cuentan con la capacidad financiera para costearse su onerosa instalación. Los suelos de madera, representan una opción muy agradable desde el punto de vista estético, pero resultan muy delicados, por lo que son susceptibles de deteriorarse fácilmente, a través de la humedad y exhibir arañazos.