¿Mar o montaña? ¿Relax o ruta turística? ¿Lujo o ahorro? ¿Viajes locales o extranjeros? Cada vez que hacemos un viaje tenemos que tomar una serie de decisiones interminables, teniendo no pocis factores en cuenta. Ese mismo proceso lo tenemos que llevar a cabo cada vez que elegimos hotel. Más incluso en la actualidad, donde Internet nos ha abierto toda una lista de posibilidades y opciones que buscar y en las que indagar. Por eso, dar con un hotel que se adecue perfectamente a todas nuestras necesidades y objetivos, no es una tarea baladí, ni mucho menos.
¿Para qué queremos pagar extra por una piscina, si vamos a estar pateando una ciudad durante todo el día? ¿Vamos a estar en el hotel las horas de comer? ¿Me compensa pagar menos si el hotel no es céntrico? Elegir bien es muy complicado. Por ello, webs especializadas como Exprimehoteles.com son tan útiles para todos los adictos viajeros. El mundo de Internet es tan basto, que se agradece que buscadores y programas nos quiten parte del trabajo. Leer las ofertas, comparar precios, echar un vistazo a las muy diversas opiniones y tratar de dar con hoteles concretos y casi personalizados, ayuda mucho. Pero, ¿Qué deberíamos plantearnos antes de elegir nuestro hotel?
– Calidad/Precio. Las estrellas siguen siendo un medidor internacional excelente para los niveles de calidad de los hoteles, aunque, aún así puede haber gran diferencia entre dos hoteles con el mismo número de estrellas. Sin embargo, esta medición no servirá servirá a nuestros objetivos. A veces, lo único que necesitamos es algo barato y ‘cutre’. Otras, sobre todo si tenemos familia, estaremos dispuesto a pagar más en pos de una mayor colección de servicios. Aunque es inútil pagar de más por una serie de servicios que probablemente no utilicemos, a los que no prestaremos atención. Lo mejor es pensar lo que quieres gastar al principio, y después modular el precio desde ese punto de partida.
– Localización. Normalmente, si queremos conocer una ciudad, lo mejor es tener un piso céntrico, a donde podamos dirigirnos siempre que nos apetezca relajarnos o comer algo. Pero, en cambio, si queremos descansar y tumbarnos a la bartola, lo mejor será elegir algo alejado de la multitud y del gentío. No es difícil coger un mapa y buscar la situación del hotel, así como las conexiones de transporte público. A veces lo que parece más barato al estar alejado del centro (los céntricos siempre son un pelín más caros), acaba siendo más caro por todos los autobuses y metros que acabas tomando para desplazarte. Lo ideal es que siempre haya una estación o parada cercana al punto de origen.
– Clientela. Un fin de semana romántico o unas vacaciones con la familia son totalmente anacrónicos. Ten mucho cuidado e infórmate de la clientela que acude al hotel en el que estás interesado, para que tus objetivos se puedan cubrir. Algunos estarán especializados en familias, por lo que tendrá todo tipo de actividades y movimiento, que se convertirá en molestia si quieres pasar unos días en soledad, a tu bola. Hay hoteles con todos los servicios para turistas (mapas, organizando visitas guiadas…). Otros, por el contrario, estarán especializados en público jubilado, y, muchos, preferirán acoger a parejas. Dependiendo de la clientela habitual, también el servicio, los complementos… serán distintos.
– Complementos/servicios. ¿Te vas a bañar en la piscina o no le vas a prestar ningún tipo de atención? Trata de no pagar más por complementos que no vas a utilizar. Si un hotel tiene gimnasio, spa, sauna… y tu solo quieres hacer turismo, seguramente esa no sea la opción perfecta para tu aventura. Al mismo tiempo, trata de informarte sobre las opciones de “solo alojamiento” y “alojamiento con desayuno” o “régimen media pensión”. A veces, los cambios son insustanciales. Otras, pueden cambiarlo todo. Asimismo, fíjate en los horarios de entrada y salida de la recepción; los horarios de comidas (si es que tienes); si se acepta tarjeta de crédito; si hay WiFi gratis y teléfono; si -en caso de tener la familia- tendrán a tus hijos bien cuidados, etc.
Después de decidir, y siempre que hayas escogido bien, lo único que queda es ¡Disfrutar!