¿Cuántos niños (y mayores) no han soñado recurrentemente con vivir en un mundo ideal hecho por golosinas y dulces de todo tipo? Solo con imaginárnoslo ya notamos las consecuencias de tal exceso de azúcar: las dolorosas caries. Ahora se anuncian los resultados de una investigación para lograr fabricar chucherías más saludables. Un sueño hecho realidad.
Investigación sobre golosinas
Si hace unos días nos hacíamos eco de una iniciativa que pretende catalogar los componentes potencialmente alérgenos de las chucherías, hoy asistimos a una nueva revolución en este campo. En los últimos tiempos, numerosos grupos de investigación en tecnología alimentaria han visto en este sector todo un filón para sus estudios. Desde el Instituto Universitario de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo de la Universidad Politècnica de València (UPV) acaban de estableces una nueva formulación para conseguir una variante de golosinas que no provoca caries. El producto estrella promete ser la llamada “nube de azúcar”.
¿En qué consiste el experimento?
Partiendo de una formulación básica con un 36% de agua, un 30% de azúcares (compuestos a su vez por un 60% de jarabe de glucosa y un 40% de sacarosa) y un 4% de gelatina, se obtiene una fórmula innovadora. Al sustituir los azúcares por isomaltulosa y oligofructosa, se garantiza el carácter saludable del producto sin perder el dulzor característico.
Las propiedades de estas golosinas más sanas
La mezcla obtenida se caracteriza por su bajo índice glicérido e insulinémico, por lo que no desencadena picos de glucosa en sangre. Además, el contenido en fibra soluble (la oligofructosa) garantiza el estímulo y crecimiento de la flora intestinal. Al no utilizar los azúcares tradicionales, se evita la aparición de caries y otros problemas bucales.
¿A dónde conduce este estudio?
Según los responsables de este estudio, ahora se trataría de adaptar los productos de la repostería y la confitería tradicionales siguiendo los últimos avances en investigación alimentaria. Sin alterar las formas típicas, se podría conseguir reformular dichos dulces. Así se acercarían la confitería clásica a las necesidades de colectivos que, a causa de diversas patologías, se ven a diario privados del placer de lo dulce. Pero estas chucherías de nueva generación no solo abren nuevos horizontes en el plano médico, sino también en el económico. La diversificación y diferenciación del catálogo de productos de la industria del dulce redundaría, sin duda, en el aumento de ventas y beneficios.